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jueves, 27 de septiembre de 2012

PSICOLOGA AZUCENA AJA

Psicologa Azucena Aja.

Azucena Aja Maza * Centro Amaltea
C/ Lealtad, 14 – Entlo. 2-A 39010 Santander
Teléf.: 942 037 177
Un Modelo de Funcionamiento Psicológico Distinto
Categoría: General
 
En este artículo del Psicólogo Juan Manuel Sangüesa, miembro de la Association for Contextual Behavioral Science (ACBS) se exponen los principales componentes de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). La propuesta de esta terapia es la aceptación de la experiencia privada (pensamientos, recuerdos, emociones, sentimientos, sensaciones desagradables) que tiene relación con el camino que la persona elige. Por decirlo en términos menos técnicos me viene a la cabeza una conversación con un amigo que ha elegido su camino en el mundo de la música. Hace un tiempo me contaba de sus dificultades para llegar a fin de mes y las pocas posibilidades que tenía de hacer planes más o menos seguros principalmente en el aspecto económico. Mi amigo tenía claro los principios de la ACT. Sabía que eligiendo este camino tenía que aprender a convivir con la incertidumbre y la ansiedad que tal estado genera. No podía aspirar a tener un sueldo fijo a fin de mes o la seguridad que proporciona un trabajo estable. Sin embargo, era dueño de su tiempo y a menudo disfrutaba de largos paseos por la playa cualquier día en medio de la semana, cuando se subía al escenario recibía un chute de adrenalina y sentía el placer de miles de endorfinas recorriendo su cuerpo. Otras veces cuando se metía a componer una canción experimentaba esa sensación maravillosa de fluir del tiempo.
No se puede tener todo dirían nuestras abuelas y es cierto, eso sí, es posible tener lo que a uno le importa siempre que estemos dispuestos a llevar la cara buena y no tan buena de lo que supone.
Un Modelo de Funcionamiento Psicológico Distinto
¿Cómo está tu flexibilidad psicológica?

En el campo de la salud mental existe una idea, una premisa básica, una visión que está muy difundida y que de tan asumida por todo el mundo ni siquiera se hace explícita.
¿Te has fijado en las expresiones “tratamiento psicológico”, “trastorno mental”, “psicopatología”, “psicodiagnóstico”, etc…?
Si alguna vez te has sentido angustiado/a o deprimido/a o muy preocupado/a y ansioso/a, es muy posible que te hayas preguntado si a lo mejor “tienes algo”, algo que está mal en tu interior, algo que no funciona bien en tu cerebro o en tu mente.
Esto no es para nada raro, de hecho es una experiencia muy común para todos los occidentales, ya que estamos insertos en una cultura que concibe la salud mental dentro del llamado “modelo médico”.

El Modelo Médico
Las premisas del modelo médico son muy simples: tal como en la enfermedad orgánica, en que las causas suelen ser alteraciones en el funcionamiento biológico normal del organismo, se asume que los llamados “trastornos mentales” deben ser también el resultado de alteraciones o anormalidades psicológicas (con causas biológicas localizables en el cerebro o bien psicológicas en ciertos procesos mentales).
Desde este punto de vista, el estado psicológico natural de los seres humanos es el bienestar, la felicidad y la ausencia de sufrimiento emocional. En cambio, la presencia de angustia o inestabilidad emocional o cualquier otro estado negativo de la mente, indicaría una alteración o trastorno, que a su vez requeriría de tratamiento para el restablecimiento de la normalidad.

El modelo ACT de flexibilidad psicológica es una alternativa radical frente a este paradigma.

Un modelo unificado de funcionamiento psicológico humano

La comunidad científica de ACT ha desarrollado un modelo de funcionamiento psicológico humano, basado en evidencias empíricas, que incluye tanto a la adaptabilidad (salud mental) como a los llamados “trastornos mentales”, a lo largo de un continuo (modelo dimensional), en que las personas pueden estar ubicadas en distintos puntos dependiendo de diversos factores.
A diferencia de los modelos tradicionales del campo de la salud mental, que conciben los “trastornos mentales” como si fueran un estado anormal de la mente, que requiere de un “tratamiento” para volver a la normalidad (modelo médico), el modelo de flexibilidad psicológica plantea que los procesos que dan lugar al sufrimiento humano se esconden en el funcionamiento normal de lo que conocemos como mente y lenguaje.
De hecho, en ACT se asume que los procesos psicológicos normales, que definen a la mente humana, pueden tornarse destructivos y, tarde o temprano, producirán sufrimiento psicológico a cada uno de nosotros.

Flexibilidad vs Rigidez
Así, el equilibrio emocional, la vitalidad y el sentido de propósito en la vida (lo que tradicionalmente sería considerado “salud mental”), corresponden, desde esta perspectiva a un cierto grado de flexibilidad en los siguientes procesos:
  • Aceptación: La disposición psicológica a acoger y recibir todo lo que va surgiendo en la experiencia momento a momento, incluyendo pensamientos, recuerdos, emociones, sentimientos y sensaciones corporales. En el polo opuesto de esta dimensión se encuentra la evitación experiencial, que consiste en los esfuerzos por controlar, rechazar y suprimir determinados elementos de la propia experiencia (“no debo sentir miedo”).
  • Desfusión Cognitiva: Consiste en la habilidad de reconocer el flujo continuo de imágenes y pensamientos que atraviesan la mente, y poder así distinguir entre estos elementos y la realidad sensorial. En el extremo de la inflexibilidad, la Fusión Cognitiva implica ver la realidad a través del lente de los pensamientos y creer en lo que éstos dicen en forma literal.
  • Atención flexible al momento presente: Es la capacidad de dirigir la atención voluntariamente al aquí y ahora, a lo que está sucediendo, tanto en el mundo externo como interno, con flexibilidad y determinación. En cambio, la rigidez atencional nos puede dejar atrapados/as en el pasado o el futuro, generando culpas, remordimientos o temor y preocupación, y privándonos de la oportunidad de interactuar de forma efectiva con nuestro ambiente inmediato.
  • Sentido de trascendencia (self as context): Este proceso es difícil de describir pero tiene relación con la capacidad de contemplar la propia experiencia en distintos momentos y situaciones de la vida, dando cuenta de aquello que se mantiene constante a lo largo de esas experiencias. En el polo de la rigidez psicológica este proceso se manifiesta como el “yo-como-contenido” (self as content), que se observa toda vez que nos definimos en función de nuestros roles (“soy psicólogo”) o de las distintas historias que nos han contado (y que nuestra mente nos sigue repitiendo con respecto a nuestra identidad).
  • Valores: Son aquello que es IMPORTANTE para cada uno en esta vida. Se trata de todo eso que resuena en nuestro interior como valioso; de las cualidades y acciones que haría la persona que nos gustaría ser. No tiene nada que ver con el concepto de “valores morales” o de esas reglas que nos dicen “debes ser así”… En el extremo de la inflexibilidad tenemos la falta de claridad de los propios valores o la conformidad con valores impuestos de forma externa a lo largo de nuestra educación y entrenamiento social.
  • Acción comprometida: Son las conductas concretas, en el mundo real, que nos acercan a nuestros valores. Si mi valor es ser un buen padre (amoroso, cuidadoso, compasivo, generoso, paciente, etc.), entonces mis acciones comprometidas son todas aquellas que actualizan este valor, es decir aquellas conductas que ponen en juego dichas cualidades en mi interacción con mis hijos. Al otro lado de esta dimensión tenemos la pasividad, la falta de persistencia o la insistencia en conductas poco efectivas.

Ahí está, esos son los procesos que hacen posible tanto la flexibilidad como la rigidez psicológica.
Entrenamiento vs tratamiento
Entonces, desde el punto de vista de ACT y el modelo de flexibilidad psicológica, si estás atravesando una depresión o un cuadro de ansiedad y preocupación, o cualquier otro problema psicológico o emocional, y decides realizar la Terapia de Aceptación y Compromiso, lo que realizarías en terapia no sería un “tratamiento” para corregir una supuesta “falla” o alteración cognitiva o de algún otro tipo. En cambio, la propuesta sería, en primer lugar, una evaluación de estos procesos para ver el grado de flexibilidad y rigidez que tienen, y en segundo lugar, diseñar un plan de entrenamiento muy específico para desarrollar aun más tus fortalezas y aumentar la flexibilidad en aquellos procesos que se encuentren más rígidos.

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